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Invertir, a diferencia del ahorro, implica añadir valor real a tu dinero, lo que significa que es necesario buscar opciones cuya rentabilidad supere la tasa de inflación registrada durante el plazo que planees mantener tus recursos invertidos.
Recuerda que entre más largo sea el deterioro del poder de compra de tus ahorros puede ser más significativo por efecto de la inflación, pero si el rendimiento promedio que obtienes es mayor la probabilidad de que crezcan más rápido hace factible que alcances tus metas financieras en lapsos de tiempo más cortos.
Si el argumento anterior no es suficiente para que decidas invertir aquí te damos otras razones de “peso”:
Invertir nos permite tener una disciplina y constancia, que es indispensable para formar un patrimonio, además de que conforme pase el tiempo, vamos a empezar a tomar decisiones más inteligentes porque el cochinito ya va a pesar y no vas a tomar decisiones a la ligera.
– Enriquece tu cultura financiera pero no esperes a ser un erudito en el tema para empezar a invertir. Puedes iniciar colocando tu ahorro en opciones sencillas de entender y, con el tiempo, ampliar tu gama a alternativas más atractivas en términos de rentabilidad y que requieran mayor conocimiento. Eso sí, nunca inviertas en algo que no entiendas.
– Conforma un fondo de emergencia de entre 3 a 6 meses de gasto mensual (estos recursos sí tendrían que estar en instrumentos financieros de alta liquidez). El tenerlo reduce la probabilidad de que tengas que echar mano de tus inversiones cuando tus ingresos corrientes se vean afectados.
– Plantéate metas financieras y diseña estrategias de inversión para alcanzarlas atendiendo a temas como el plazo y el riesgo que estás dispuesta a asumir.
– Evalúa los gastos de administración y las comisiones que tenga cualquier tipo de inversión que pienses realizar y elige las opciones con los costos más bajos o accesibles.
– Consulta con tu asesor qué inversiones son deducibles de impuestos y sí es factible incluirlas en tu cartera de inversión (conjunto de activos con los que un inversionista o ahorrador lleva a cabo su estrategia financiera para alcanzar una meta financiera).
– Automatiza tu inversión. Si no eres disciplinad@ en el ahorro tampoco lo serás en las inversiones, y una buena solución puede ser domiciliar la cantidad que deseas destinar a este fin.
– Siempre que lo consideres necesario recurre al consejo de un experto (tu asesor).
Invertir sí es para ti y mientras más joven te conviertas en todo un inversionista, mejores resultados tendrás en el largo plazo por la capitalización de tus recursos (interés compuesto). No es exagerado decir que dar el paso de ahorrador a inversionista hará la diferencia la libertad financiera que logres alcanzar.
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