“Invertir es como hacer dieta. Es simple pero no fácil. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer (comer menos y hacer más ejercicio). Nada podría ser más simple, pero pocas cosas son tan difíciles en un mundo lleno de chocolates y cheetos”.
Frase atribuida a Warren Buffett
Al concluir el primer semestre es un buen momento para detenerse, hacer un corte de caja y evaluar el avance logrado en cada uno de los objetivos que te planteaste cumplir al inicio del año.
Ojalá que no hayas desistido de conseguirlos con algún pretexto, como suele ocurrir con otro tipo de metas, por ejemplo, hacer ejercicio o comer más sano.
Si avanzaste de acuerdo a tu plan, ¡enhorabuena!
Si te quedaste corto respecto a lo que deseabas lograr, no te rindas, ¡aún hay tiempo para retomar tus objetivos y cumplirlos con disciplina!
Efectivamente, trabajas y mereces darte tus gustos y recompensas, pero nunca pierdas de vista que el mejor premio que puedes darte es tu libertad financiera.
Evaluar tus objetivos a mitad de año es una estrategia esencial para saber en dónde estás en tus objetivos y hacia dónde vas. Si te mantienes en el camino que empezaste a transitar en enero o te desviaste y necesitas volver a encarrilarte y establecer controles financieros básicos para que nada te detenga.
Seguramente hiciste un plan de ahorro mensual para destinar a tus objetivos estableciendo periodicidad y monto. Por ejemplo, si determinaste invertir 1,500 pesos mensuales (18,000 en todo el año) en un plan de ahorro para la educación de tus hijos y no lo hiciste porque se te olvidó, tus prioridades cambiaron o simplemente el dinero se te fue de las manos, busca opciones. Quizá sea tiempo de programar tus aportaciones y permitir su cargo automático a tu cuenta de banco.
Si estás gastando más de lo que tenías previsto, establece un plan de control de daños: disciplínate y apégate a tu presupuesto, baja el gasto en algunos rubros y elimina otros.
Revisa tus gastos hormiga, nunca deja de sorprendernos el capital que se nos va en este rubro. Aquí un ejemplo clásico, crudo e ilustrativo: si todos los días compras el capuchino más grande en una conocida cadena de cafeterías de camino a la oficina, al año estás dejando allí la nada despreciable cantidad de ¡18,200 pesos! Un monto muy similar al que te planteaste reunir para el plan de ahorro e inversión destinado a la educación de tus hijos. Esto, sin considerar todo que gastas en botanas, cigarros, comidas fuera de casa, y un largo etcétera.
Analiza objetivo por objetivo:
¿Qué has hecho bien?
¿Qué errores cometiste?
¿Qué aprendiste?
¿Cuáles tus áreas de oportunidad para mejorar y obtener mejores resultados?
Además de cumplir con tu plan de aportación financiera a cada objetivo, es importante evaluar si los rendimientos que has obtenido hasta el primer semestre del año son acordes a lo que esperabas, de acuerdo a la estrategia de inversión seguida y el horizonte o plazo planteado. Esta parte puedes analizarla con la ayuda de tu asesor financiero. Considera la posibilidad de hacer cambios si concluyen que es necesario.
No importa lo pequeña o grande que sea la o las metas que te planteaste para lograr en el año, lo verdaderamente importante es que trabajes en ellas con disciplina, que sean realistas y alcanzables. Pavimenta el camino sin retorno de tu éxito financiero.
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